- Área agraria:
- Agricultura
- Tomate
- Plátano
- Ornamentales y flores
- Papas
- Viñedos
- Frutas y hortalizas
- Agricultura
En lo que respecta a los diferentes cultivos desarrollados en el archipiélago, hay que destacar que, tradicionalmente, ha existido una clara diferenciación, tanto en el modo de producir como en las estructuras de comercialización, entre aquellos destinados a abastecer los mercados de las islas y aquellos que por el contrario se orientan a la exportación. De una manera general, las unidades de producción enfocadas a la exportación son más tecnificadas, modernas y con una mayor dimensión que las destinadas al mercado interior, las cuales, globalmente, son más fragmentadas y menos adaptadas a las exigencias del mercado. En los últimos años sin embargo, los agricultores y ganaderos que venden en el mercado local han realizado un gran esfuerzo para adaptarse a lo que requiere la legislación y el consumidor en cuestiones de calidad y respeto medioambiental, apostando igualmente por novedosas vías de comercialización que han abierto nuevas oportunidades, especialmente dentro de los llamados ciclos cortos de venta, en los que el productor vende directamente al consumidor.
Entre los principales cultivos de exportación destacan el plátano, el tomate, y, en una menor dimensión, otros como los ornamentales o el pimiento. En lo que respecta al mercado interior existe una mayor diversidad, englobándose dentro de este grupo la totalidad de las frutas y hortalizas, los productos pecuarios, y todo el resto de cultivos que el productor destina a vender en Canarias.
Señalar también que los esfuerzos de los productores por mejorar la calidad de sus productos y producir lo que demandan los consumidores, cada vez más preocupados por comer productos sanos y de calidad, permiten sumar nuevas esperanzas al mantenimiento de la actividad.
En el caso del cultivo del tomate, la fuerte caída en producción y superficie cultivada que se venía produciendo desde los años 90 parece que se ha visto ralentizada en los últimos años., especialmente debido a los marcos de apoyo y a la apuesta por la modernización en los cultivos, que han posibilitado alcanzar altos niveles de productividad y calidad, lo que ha permitido una diferenciación del tomate canario en los mercados.
El otro cultivo rey en el ámbito de la exportación es el plátano. Principalmente en las zonas norte de islas como La Palma, Gran Canaria o Tenerife, son el símbolo y el emblema de municipios, cuyas casas y plazas comparten sitio en el paisaje con los campos de esta bella planta. El plátano supone el 20% del total del valor de los productos de la agricultura isleña, teniendo una importancia enorme desde el punto de vista económico, social y cultural en muchos de nuestros territorios. Protegido por un sistema de ayudas y reglamentaciones especificas en el ámbito europeo desde el año 1993, se incorporó en el año 2007 al programa POSEI, con el resto de sectores agrícolas y ganaderos de las islas.
En el caso de la producción de ornamentales y flores, el dinamismo y el afán de innovación y mejora mostrado por los productores de este sector lo convirtió, en su momento, en una de las principales apuestas de futuro de la agricultura canaria, con producciones exportadas a diferentes zonas del continente europeo. Actualmente atraviesa dificultades, aun cuando sigue suponiendo más del 8% del total del valor de producción agraria.
Entre el resto de cultivos, orientados principalmente a ser comercializados en el mercado interior, destacan por su importancia cultural e histórica las papas y el vino. En el caso de la papa, cuya introducción en Canarias data de principios del siglo XVII cuando se trajeron del Perú, su importancia va más allá del valor económico generado, ya que constituye la base de los potajes y pucheros típicos canarios, de los sancochos y en general de la gastronomía canaria, así como de sus paisajes de medianías. A pesar de las inestabilidades en los mercados, o el envejecimiento de los agricultores, lo cierto es que los cultivos de papas y de otras hortalizas siguen siendo claves como motor económico en las áreas rurales. En el caso del viñedo, hemos vivido en las últimas décadas un proceso de recuperación con la mejora de nuestros caldos, y el desarrollo de campañas de promoción y difusión tanto dentro como fuera del archipiélago. No obstante, en el periodo más reciente, este crecimiento se ha visto frenado ante el incumplimiento en el pago de ayudas y el incremento de la importación.
Además, cabe destacar la aparición de nuevos cultivos o el reimpulso de producciones tradicionales (como es el caso del olivar, la almendra, o subtropicales como la papaya o el aguacate) cuyo peso dentro de la actividad agraria ha ido en aumento, y que están contribuyendo a dinamizar el sector.
Para los cultivos de mercado interior el reto de consolidar estos sectores es enorme, y pasa porque se consiga organizar y estructurar un sector, en la actualidad muy deslavazado, y establecer vías de comercialización fuertes y duraderas. Ello puede incentivar a la savia joven a incorporarse a la actividad agraria, aportando nuevas energías y entusiasmo, y el aprovechamiento de un potencial en capital humano que es vital.